INTRODUCCIÓN
Una de las características más acentuada del Sistema Penal Acusatorio es su corte adversarial. No obstante, en nuestro medio, quizás por la fuerza de la tradición, se ha abordado su estudio desde la idea de la confrontación; concepto asociado a contraparte, a opositor y a enemigo, dejando de lado el fértil espacio de visualizar el sistema procesal como escenario propicio para plantear soluciones por vía de acuerdos.
Aunque la negociación suele parecer un ámbito ajeno al derecho penal, la construcción consensuada del proceso penal es tal vez el mecanismo más democrático, equitativo y económico de administrar justicia, de esto es muestra indiscutible la figura del preacuerdo.
No obstante, los pactos posibles en el área penal no se limitan a la admisión de responsabilidad, pues el abanico de acuerdos es posible extenderlo a todo tipo de audiencias, a todo tipo de peticiones y a todo tipo de controversias.
A diario se observan en las salas de audiencias alternativas prácticas para evitar (o renunciar) a las discusiones innecesarias y atender de fondo los reales problemas que interesan a las partes. Posición que no hace más que materializar la máxima de renunciar a lo formal para atender a lo sustancial.
En esa perspectiva, los Modelos Operativos de Preparación de Audiencias —MOPAS— constituyen una propuesta sobre el cómo hacer mejores audiencias, en las que se economicen recursos (especialmente tiempo) y se logren mejores soluciones.